Marco Tulio Cicerón“El placer de los banquetes, no debe medirse por la voluptuosidad de los manjares, sino por la compañía de los amigos”
TU SALUD DEPENDE DE..., CON QUIEN COMPARTAS TU MESA |
MESA INTESTINAL |
Los seres humanos comemos
habitualmente en torno a una mesa, aun cuando la auténtica mesa donde se
transforman y asimilan los alimentos y
nutrientes es el intestino, pasando luego a ser el sustento nutricional de
todas nuestras células, que son los destinatarios finales de los alimentos que
comemos.
Pero en esa “gran mesa intestinal “comen también, o sea comparten mesa, infinidad de bacterias denominadas por ello “bacterias comensales” (Cum Mensa, que significa “compartiendo mesa”).
“Tu salud depende de…, con quien compartas tu mesa”
BACTERIAS COMENSALES |
Las bacterias comensales normales del intestino coexisten
en equilibrio dinámico con el huésped, participando en su metabolismo, en gran parte
de la actividad bioquímica del organismo, influyendo de manera importante en el
estado nutricional y la salud del huésped, especialmente en lo que
respecta al mantenimiento de un sistema inmunológico saludable.
Algunos microorganismos pueden
afectar negativamente al huésped, al
desencadenar respuestas inflamatorias, generar infecciones localizadas o
sistémicas o sintetizar toxinas o compuestos perjudiciales.
Otros, principalmente Lactobacilos y
Bifidobacterias en cambio, contribuyen de forma significativa al estado de
salud del huésped, especialmente por sus distintas funciones:
a) Metabólicas: facilitan la asimilación de los nutrientes de los
alimentos que ingerimos.
b)Protectoras: contribuyen al efecto barrera y al desplazamiento de
microorganismos patógenos.
c)
Tróficas: intervienen en la modulación del sistema inmune, en el desarrollo
y crecimiento de las células.
Teresa de Calcuta
“El amor tiene que ponerse en acción. Muchas veces basta una palabra, una mirada, un gesto para llenar el corazón del que amamos"
Se consideran alimentos funcionales aquellos
que se consumen dentro de una dieta
normal, que contienen componentes biológicamente activos, que ofrecen
beneficios para la salud y reducen el riesgo de sufrir enfermedades.
Este tipo de alimentos ha tenido un
importante desarrollo en las últimas décadas, impulsado por el convencimiento
de que llevar un estilo de vida sano, incluida la dieta, puede contribuir a
mantener el estado de salud y bienestar.
Entre los alimentos funcionales
podemos incluir los producidos por la
fermentación de leche (kéfir de leche) o el kéfir de agua, en que la función benéfica la
producen ciertas bacterias probióticas y el enriquecimiento de dichos
alimentos gracias a los metabolitos que estas producen.
“El Kéfir o “como sentirse bien”
El kéfir es un singular probiótico
(alimento fermentado por organismos beneficiosos) que al incorporarse a las
colonias bacterianas del aparato digestivo promueve diversas funciones
saludables.
Múltiples estudios demuestran que
tanto el kéfir de leche como el de agua regulan la función digestiva, eliminan
gérmenes patógenos, mejoran la lipólisis, modulan y potencian el sistema inmune,
actúan como un poderoso antioxidante, inhiben el crecimiento de tumores,
reducen la tensión arterial, disminuyen los síntomas asociados a la
intolerancia a la lactosa, entre otros muchos beneficios para la salud de las
personas que lo ingieren.
Previamente conviene aclarar ciertos
conceptos sobre las distintas acciones que realizan en nuestro tracto digestivo
ciertos alimentos:
Los probióticos: son microorganismos
vivos que al ser administrados en dosis adecuadas confieren efectos benéficos
para la salud del huésped.
Además, se llama alimento probiótico a aquél que contenga como ingrediente a estos microorganismos vivos, en una dosis suficiente y en una matriz alimentaria adecuada, de modo que con su ingesta se obtenga el efecto deseado, independientemente de sus propiedades nutricionales.
KÉFIR |
Además, se llama alimento probiótico a aquél que contenga como ingrediente a estos microorganismos vivos, en una dosis suficiente y en una matriz alimentaria adecuada, de modo que con su ingesta se obtenga el efecto deseado, independientemente de sus propiedades nutricionales.
Los prebióticos: son componentes alimentarios no digeribles que
ejercen efectos benéficos en nosotros, al estimular selectivamente el
crecimiento o modificar la actividad metabólica de especies bacterianas benéficas
que habitan en el colón.
El fundamento de la acción de los
prebióticos es que no pueden ser digeridos en el tracto
gastrointestinal, debido a la inexistencia de enzimas digestivas capaces de
hidrolizar las uniones glucídicas que presentan. Actúan como fibras solubles y son fermentados a nivel del colon,
favoreciendo la actividad y estimulando el crecimiento de bifidobacterias y
lactobacilos.
Los prebióticos más estudiados son la
inulina, los fructooligosacáridos, los galactooligosacáridos y los glucooligosacáridos como los tan estudiados y conocidos β-glucanos.
Los simbióticos:
resultan de una combinación de
probióticos y prebióticos, que afectan benéficamente a la salud del huésped
favoreciendo la supervivencia e implantación de microorganismos selectivos
vivos en el tracto gastrointestinal.
En las últimas décadas los
probióticos adquirieron gran significancia existiendo en el mercado distintas
marcas comerciales de productos con actividad probiótica, así como también,
existen productos fermentados naturales que se elaboran en forma
artesanal y que pueden considerarse muy buenos probióticos como el kéfir.
"Amar es encontrar en
la felicidad de otro tu propia felicidad"
Gottfried Leibniz
Mecanismos de
acción de los probióticos
Los probióticos pueden intervenir en
la función metabólica y fisiológica del intestino actuando a través de
diferentes mecanismos:
1) Prevención de la colonización de gérmenes patógenos.
Se ha descrito que los probióticos
mejoran el estado de salud y reducen el riesgo de contraer enfermedades. Los
mecanismos por los cuales ejercen este efecto son aún poco claros. El mecanismo
más frecuentemente descrito es la
“exclusión competitiva”.
Esto se refiere al bloqueo físico de la colonización de patógenos oportunistas por la adhesión de bacterias probióticas, que ocupan “el terreno” impidiendo que lo ocupen otros gérmenes nocivos.
Esto se refiere al bloqueo físico de la colonización de patógenos oportunistas por la adhesión de bacterias probióticas, que ocupan “el terreno” impidiendo que lo ocupen otros gérmenes nocivos.
También hay estudios que refieren que
el Lactobacillus kéfir es capaz de inhibir la adhesión e invasión de Salmonella
mediante la secreción de proteínas que interactúan con estructuras de la
superficie del patógeno.
Los probióticos pueden además competir con los patógenos por los
nutrientes o producir cambios en el microambiente del tracto intestinal que
afectan a la supervivencia o invasión de los patógenos. Los ácidos
grasos producidos por los probióticos, como parte de su metabolismo
nutricional, disminuyen el pH del medioambiente intestinal dificultando la
supervivencia de bacterias patógenas.
Estos
cambios en el ambiente físico pueden afectar además a la función del epitelio
intestinal y del metabolismo en general.
Los ácidos grasos volátiles sirven
como fuente de energía a los colonocitos y afectan al transporte de nutrientes,
al metabolismo, el crecimiento y la diferenciación de
estas células. Estos compuestos además son rápidamente absorbidos en el
epitelio del intestino delgado y colon, estimulando la absorción de
electrolitos y agua y afectando el crecimiento de las células.
Los probióticos pueden, además, producir bacteriocinas o sustancias
inhibitorias no proteicas. Por ejemplo la popiridina, una poliamina
modificada, producida por la microbiota intestinal que inhibe la adhesión de Salmonella
y Shigella a las células epiteliales intestinales.
2) Mantenimiento de la integridad
de la barrera intestinal.
Los enterocitos actúan como barrera
protectora contra microorganismos y sustancias que no sirven de
nutrientes. Un componente importante para la función de barrera del epitelio
intestinal es el mucus secretado por las células globulares que se hallan en el
epitelio.
Los probióticos parece que
contribuyen a mejorar la función de barrera del epitelio intestinal afectando
la secreción de mucus por aumento del número de células globulares.
3)Digestión y biodisponibilidad
de nutrientes. Los probióticos pueden
generar compuestos asimilables a partir de compuestos complejos no digeribles
por el huésped, sintetizar nutrientes o aportar enzimas que aumenten su
disponibilidad o reducir compuestos perjudiciales o antinutrientes, como
por ejemplo los fitatos,
antinutrientes que por su alta carga negativa, retienen minerales, reduciendo
su disponibilidad y forman complejos con proteínas disminuyendo su
digestibilidad e inhibiendo la actividad de la tripsina y la pepsina.
4)Balance de la comunidad
microbiana. Numerosos estudios indican que la administración de
Lactobacillus y Bacillus probióticos disminuyen los niveles de las bacterias
nocivas e incrementan los de bacterias benéficas productoras de ácido láctico
en la microbiota intestinal.
5) Mejora la función del sistema
inmune. La manipulación de la microbiota intestinal a través de la
administración de probióticos influencia el sistema inmune de diversas maneras.
Se ha constatado que regula positivamente la inmunidad celular y que aumenta la
producción de anticuerpos.
Emerson“Ve a menudo a la casa de tu amigo, pues la maleza prolifera en un sendero no recorrido”
EL KÉFIR tiene un
origen antiquísimo, derivado de la palabra turca “Keif “o “Kef” que significa
“SENTIRSE BIEN”. Si bien habitualmente se fabrica con leche de vaca, puede
hacerse también con leche de oveja, cabra, búfalo o incluso agua mineral
azucarada (Kéfir de agua).
La leche fermentada por Kéfir se
produce agregando a la leche una masa compuesta de bacterias y levaduras que
viven en simbiosis en una matriz de polisacáridos denominada Kefiran, dando lugar a unos
gránulos gelatinosos de color blanco. Esa simbiosis es la que fermenta la leche
convirtiéndola fundamentalmente en ácido láctico, alcohol y anhídrido carbónico
(gas). Sus componentes principales son: 90% agua, 6% polisacáridos, 3%
proteínas y 0,2 grasas.
La zona de mayor consumo del Kéfir es
Europa oriental: Polonia, Rusia y Ucrania principalmente donde se considera un
alimento básico, de uso común.
La composición microbiológica
del kéfir es compleja y se han aislado una gran variedad de
microorganismos: distintos tipos de Lactobacilos, lactococos, estreptococos,
enterococos, bacterias ácido acéticas, etc…
En cada gramo de kéfir hay más de 10
millones de unidades formadoras de colonias, por lo que bien podríamos denominarle como:
“No podemos hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con un gran amor”
Teresa de Calcuta
PANORAMIX |
“El Rey de los Probióticos”
“No podemos hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con un gran amor”
Teresa de Calcuta
Los gránulos de kéfir están
constituidos también tanto por levaduras
fermentadoras de lactosa como levaduras no fermentadoras de lactosa.
Las levaduras son unos hongos
microscópicos, se han identificado más de 20 especies, que fermentan la lactosa
y producen factores de crecimiento necesarios para la síntesis de los
polisacáridos de la matriz y para el desarrollo de los lactobacilos.
El
Kefirán es un conjunto de polisacáridos que forman la
matriz donde habitan las bacterias y levaduras responsables de la
fermentación.
Teresa de Calcuta"A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota"
Propiedades
funcionales:
El kéfir presenta propiedades
benéficas para la salud que se atribuyen a la presencia de una microbiota
compleja así como a sus productos metabólicos. Dentro de estos productos se
pueden mencionar: ácidos orgánicos, vitaminas (fundamentalmente del grupo B),
etanol, dióxido de carbono, acetaldehído, diacetilo, proteínas de superficie de
algunos microorganismos que se liberan al medio, y un exopolisacárido
(kefiran).
Las propiedades funcionales y probióticas del kéfir han sido estudiadas por numerosos autores y os resumo a continuación los hallazgos más relevantes.
Las propiedades funcionales y probióticas del kéfir han sido estudiadas por numerosos autores y os resumo a continuación los hallazgos más relevantes.
1)Propiedades antimicrobianas:
a) Capacidad inhibitoria de
bacterias Gram (+) y Gram (-).
b) También se demostró su
actividad antifúngica.
Las propiedades inhibitorias del
kéfir han sido asociadas fundamentalmente a su contenido de ácidos orgánicos,
aunque se ha sugerido que podrían estar involucradas otras moléculas como
peróxido de hidrógeno, acetaldehído, dióxido de carbono y bacteriocinas.
c)Antagonismo contra patógenos
intestinales tales como Escherichia Coli,
Shigella y Salmonella por distintos mecanismos.
De entre los múltiples estudios que
refieren las propiedades antimicrobianas, tenemos incluso uno del año 2006, de
F.Lopitz-Otsoa de la Universidad del País Vasco, publicado en la Revista
Iberoamericana de Micología en la que resumen las evidencias de la actividad
antimicrobiana, antifúngica y antitumoral del kéfir.
2) Modulación de la respuesta
inmune:
Se ha propuesto que la modulación del sistema inmune sería uno de los mecanismos por
los cuales las bacterias probióticas podrían ejercer sus efectos beneficiosos
sobre la salud del huésped. Esto podría deberse a la actividad de los
microorganismos por sí mismos o a los péptidos bioactivos formados durante el
proceso fermentativo y/o digestivo, ya que se ha demostrado la actividad
biológica que presentan algunos de estos péptidos, incluyendo la modulación de
la respuesta inmune en modelos animales. Además, de acuerdo a la evidencia
presentada en los últimos años, los polisacáridos presentes en el producto
fermentado podrían tener implicación en la modulación de la respuesta inmune,
habiéndose demostrado este efecto para el kefirán.
También encontramos muchos estudios
en ratones como el del 2006 de los doctores Viuderola y Perdigón (Argentina)
con Farnworth y Matar (Canadá) que pudieron probar que tanto el kéfir casero
como el comercial estimulaban el sistema inmune tanto en cuanto a la respuesta
antitumoral como frente a gérmenes patógenos.
3) Inhibición del crecimiento de
tumores.
Se ha comprobado que la ingesta oral
de kéfir produce una reducción del crecimiento de tumores en ratones, este
efecto se ha asociado con la inducción de procesos apoptóticos de las células
tumorales y con la respuesta inmune inducida por componentes de la fracción
soluble de kéfir, particularmente polisacáridos.
Gránulos de kéfir de distintos
orígenes pueden reducir los niveles de colesterol presentes en leche hasta un
62 % después de estar durante 24h en un ambiente entorno a los 20°C , por lo que puede deducirse que el
kéfir contiene alguna enzima capaz de degradar el colesterol.
Un estudio del Dr. Kiessling confirma
que la ingesta habitual del kéfir durante al menos 6 meses, no solo disminuye
el colesterol total, sino que incrementa claramente el colesterol bueno.
5) Efecto antihipertensivo.
Quirós y col. (2005) revelaron que
kéfir elaborado a partir de leche de cabra inhibe a la enzima transformadora de
la angiotensina (ACE) in vitro por la presencia de péptidos de bajo peso
molecular producidos por la proteólisis durante la fermentación.
6)Reducción de los síntomas de la
intolerancia a la lactosa.
La intolerancia a la lactosa es la
incapacidad de digerir completamente la lactosa asociada con una actividad
insuficiente de la enzima β-galactosidasa intestinal o lactasa. Este síndrome
afecta a aproximadamente un 75 % de la población adulta mundial (Scrimshaw y
col., 1988). El kéfir presenta actividad β-galactosidasa que permanece cuando
el producto es consumido (De Vrese y col. 1992). Estudios llevados a cabo en
humanos indican que el consumo de kéfir es capaz de mejorar la digestibilidad
de la lactosa (Hertzler y Clancy, 2003).
Un estudio de un equipo de la
Universidad de Japón en el año 2005 con ratones alérgicos observó como el kéfir
disminuía la impermeabilidad de la barrera intestinal impidiendo la penetración
de antígenos alimentarios.
8) Interesante en enfermedades
inflamatorias intestinales.
Hay múltiples estudios que constatan
que el uso de kéfir ayuda en las enfermedades intestinales, disminuyendo las
diarreas, el dolor y los gases.
Incluso un estudio de los doctores M.
Scheneedorf y D. Anfiteatro en el año 2005 demostraba la eficacia
antiinflamatoria del kéfir en casos de colitis ulcerosa.
Revisando bibliografía encontramos
estudios que demuestran la utilidad del kéfir en el ezcema atópico infantil, en enfermedades
respiratorias infantiles, infecciones vaginales,…y un largo etc., como uno de
la Universidad de Turquía que concluye que el kéfir tiene más capacidad
antioxidante que la vitamina E.
Difícilmente podemos encontrar un
fermento que aporte más beneficios para la salud que el kéfir, siendo su
elaboración sencilla, casera, y económica.
Cada vez más estudios nos indican la
gran relevancia que tiene la inmensa cantidad de microorganismos que conviven con nosotros en nuestro organismo, especialmente en el
tracto digestivo. La proporción es de 10 microorganismos por cada célula
humana, como para no tener en cuenta la importancia de su presencia; hoy ya
sabemos como los cambios en la microbiota (conjunto de microorganismos que
conviven en nuestro cuerpo con nosotros) afectan de manera determinante en
nuestra salud, otro cambio sustancial en lo que afecta al abuso de antibióticos,
no solo los que se ingieren vía receta médica, sino los que se incorporan en
los alimentos que ingerimos de manera habitual.
Por tanto distintos cambios
acontecidos en nuestra flora intestinal pudieran derivar en la aparición de
distintas enfermedades. Un estudio publicado en 2013 por el Dr Sher,
reumatólogo de la Universidad de Nueva York, mostró que las personas que
padecían artritis reumatoide tenían muchas posibilidades de albergar en su
intestino la bacteria Prevotella Copri; lo que no sabemos es si es porque esta
bacteria sobreestimula el sistema inmune, que acaba atacando las articulaciones
o es porque desplaza a otras bacterias que se encargan de que nuestras defensas
no sean demasiado agresivas.
En otro estudio descubrió que la
artritis psoriásica, otra enfermedad autoinmune, tenían cantidad
significativamente menor de determinadas bacterias intestinales… Estas y otros
muchos estudios parecen resaltar la importancia de nuestra microbiota en el
curso de numerosas enfermedades.
El microbiólogo de la Universidad de
Nueva York Martín Blaser confirma que nuestra microbiota ha cambiado
sustancialmente en los últimos 50 años, habiéndose extinguido numerosos
microbios que antes se encontraban de forma natural en nuestro cuerpo; no solo
los antibióticos y fármacos son los responsables, también lo son los cambios en
la dieta, el exceso de higiene y un menor contacto con la naturaleza.
Este cambio de nuestro ecosistema
bacteriano pudiera estar directamente relacionado con el aumento de la
incidencia de las enfermedades autoinmunes de nuestro tiempo, algunos autores
la relacionan incluso con la obesidad y el asma.
Dado que las enfermedades autoinmunes
podrían estar causadas por los cambios en nuestro ecosistema intestinal, parece
lógico pensar que reequilibrando el mismo podría encontrarse la cura de muchas
de estas patologías.
Las alteraciones del microbioma
humano a través de cambios en la alimentación inadecuada y alimentos
procesados, parece ser parte del creciente aumento de enfermedades. En esencia,
nos hemos desviado demasiado de nuestra alimentación natural, que promueve una
flora intestinal sana. Uno de los principales culpables es la elaboración de alimentos, que elimina
muchos de sus nutrientes vitales. A eso agrégale el uso de productos químicos agrícolas y el suelo pobre en nutrientes
como consecuencia de la agricultura intensiva y no olvides que lo que comemos
hoy en día no es comparable con lo que comían nuestros antepasados hace dos o
tres generaciones. Como resultado, nuestro microbioma está alterándose y con él
nuestra salud.
El
kéfir puede ser de gran ayuda para recuperar el microbioma alterado junto con
cambios drásticos en la dieta, de hecho pacientes con artritis
reumatoide se han beneficiado de una
dieta vegetariana o muy rica en vegetales, de preferencia ecológica, dietas
ricas en fibra que ayuden a nutrir las bacterias benéficas, fibra que además de
los vegetales de alta calidad deben proceder de frutos secos y semillas como la
chía y el lino.
Asimismo
evitar aditivos y endulzantes que tienen un efecto perjudicial sobre el
microbioma o flora intestinal; concretamente el azúcar alimenta a los
organismos potencialmente patógenos, por lo que lo tenemos claramente que
evitar.
El último aspecto sobre la salud en
que últimamente se está investigando es la relación entre la salud intestinal y
la salud mental. De acuerdo con artículo publicado en la edición de junio del
2013 de Biological Psychiatry, los autores sugieren que incluso los
problemas de salud mental severos y crónicos, incluyendo el trastorno de estrés
postraumático, se podría eliminar por medio del uso de ciertos probióticos.
Dos cepas que se han afirmado tienen
influencia positiva, en parte por reducir la producción de las hormonas del
estrés, son Lactobacillus helveticus y Bifidobacterium longum. Otros podrían
tener efectos similares, aunque se necesita realizar más investigaciones para
identificarlos.
Como una clase de probióticos, estas
bacterias son capaces de producir y suministrar sustancias neuroactivas como un
ácido gamma-aminobutírico (GABA) y serotonina, que actúan como ejes entre el
cerebro-intestino.
"El amor es un fruto que madura en todas las estaciones y que se encuentra al alcance de todas las manos"
Teresa de Calcuta
"El amor es un fruto que madura en todas las estaciones y que se encuentra al alcance de todas las manos"
Teresa de Calcuta
La fabricación del kéfir de leche casero
es sencilla, a las 24 horas colamos los gránulos y la leche fermentada está
lista para tomar. Se puede si se quiere dejar madurar 2 o 3 días la leche
fermentada, ya que las enzimas liberadas siguen transformando la lactosa y
aumentando la producción de vitaminas del grupo B.
Lo que si es conveniente es mantener
la proporción de gránulos de kéfir y de leche para evitar el exceso de
fermentación; se pueden dar el excedente de gránulos o incluso ingerir,
beneficiándose de la ingesta de bacterias benéficas.
El kéfir de 24h tiene microorganismos
del genero Lactobacillus en su gran mayoría que le proporcionan una propiedad
laxante.
En cambio en el kéfir de 48h es más ácido
debido a la aparición de
microorganismos del género
Acetobacter y la consiguiente aparición de ácido acético, por lo que tiene
propiedades más astringentes.
Para las personas intolerantes a la
lactosa o que no quieran tomar lácteos, los mismos gránulos del kéfir pueden
echarse en agua mineral con 1 cucharada de azúcar
moreno de caña; tardarán un tiempo en adaptarse ya que el medio contiene
glucosa y fructosa en lugar de lactosa. También se pueden añadir un par de
higos secos, o un trozo de jengibre, o cáscara de naranja o de limón,
dependiendo de las preferencias o gusto de cada cual.
El PH del kéfir oscila entre 4,2 y
4,6 y el CO2 es un subproducto de la fermentación producida por levaduras, que
le da el kéfir el gusto característico que hace que los franceses le denominen “el champán de los yogures”.
El contenido en etanol derivado de la
fermentación oscila entre el 0,5% y el
1,5 %.
Respecto a la lactosa (azúcar de la
leche) se convierte en ácido láctico una tercera parte, por lo que se acidifica
y espesa la leche. Al no transformarse toda la lactosa, puede sentar mal a los
intolerantes a la lactosa, que no disponen de suficiente lactasa o
beta-galactosidasa, que es la responsable de transformar la lactosa en glucosa
y galactosa.
Los aminoácidos del kéfir son los
mismos de la leche, solo que más fáciles de digerir debido a las enzimas que
segregan los microorganismos.
Conservación del kéfir
Es conveniente lavar los nódulos y el
recipiente con agua una vez por semana.
Para hacer el proceso de fermentación más lento, si estamos unos días sin tomarlo, podemos ponerlo en la nevera.
Para hacer el proceso de fermentación más lento, si estamos unos días sin tomarlo, podemos ponerlo en la nevera.
Si vamos a estar más de una semana
sin tomarlo, podemos conservar los nódulos en agua y en la
nevera.
Los utensilios que utilicemos para
preparar el kéfir (un recipiente y un colador), mejor que no sean de
aluminio, porque este material no es estable en medio ácido, como es el kéfir,
y podría transferirle partículas nocivas.
Toda esta información realmente nos
conduce a la conclusión de que la optimización de nuestra flora intestinal es
de suma importancia para la prevención de distintas enfermedades, incluido el
cáncer.
“Como
en cualquier aspecto de tu vida, hay que rodearse de amigos buenos y apartarse
de las malas compañías:
Por
tanto tener como comensales en nuestra mesa intestinal a bacterias benéficas va
ser esencial para mantener nuestra salud y el kéfir puede ser un buen
aliado para conseguirlo”
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